En simples palabras, las funciones del
lenguaje son los diferentes objetivos, propósitos y servicio que se le da al
lenguaje al comunicarse, dándose una función del lenguaje por cada factor que
tiene éste, en donde la función que prevalece es el factor en donde más se pone
énfasis al comunicarse.
Cuando una persona emite un
mensaje, tiene como función principal y básica la comunicación de una
información al receptor. La comunicación es, por tanto, la función principal
del lenguaje.
Sin embargo, dependiendo del
momento en que se desarrolla el acto de la comunicación, un emisor puede tener la intención de
resaltar la información pura y simple de un hecho, llamar la atención sobre sí
mismo o sobre el receptor, o bien quiere destacar el valor estético de la
expresión.
Cuando los lingüistas se plantean
el interrogante de las funciones del lenguaje, lo que tratan de averiguar no es
cómo es el lenguaje, sino para qué sirve, es decir, qué uso se hace del lenguaje, qué rasgo
predomina en un acto de comunicación.
El emisor desea expresar,
fundamentalmente, su estado psíquico con aquello que dice: alegría, dolor,
sorpresa, indignación, molestia, etcétera.
Esta función está presente
especialmente en el uso vulgar y coloquial de la lengua, así como en los
escritos de carácter subjetivo, como pueden ser el periodismo de opinión o el
ensayo.
También se expresa en las
oraciones exclamativas: ¡Qué bonita casa tienes!, o en el uso de sufijos
aumentativos, diminutivos y despectivos:
EJEMPLOS: Trabaja en una
tienducha, Me da miedo su perrote, Se porta como si fuera un niñito.
FUNCIÓN
CONATIVA
Actúa sobre el receptor para
tratar de obtener una reacción de este. El casa más evidente se da con el uso
de los imperativos: al decir ¡Siéntate ya!, el emisor pretende incidir sobre el
receptor y provocar en él una determinada conducta.
La función conativa también está
presente en el uso de los vocativos o llamadas.
EJEMPLOS: ¡Alberto! ¡Señora!
¡Niño!
El tipo de lenguaje que más hace
uso de la función conativa es el publicitario, que incita al consumo; domina
también en la oratoria política, religiosa y militar, y alterna con la función
expresiva en el uso coloquial de la lengua.
FUNCION
REFERENCIAL O REPRESENTATIVA
Es la función del lenguaje más
habitual en el acto de comunicación y la que se muestra como la más evidente:
el emisor informa al receptor por medio de un mensaje. Domina en los textos
fundamentalmente informativos, de carácter objetivo, como son los científicos o
los de periodismo divulgativo.
La función referencial tiene un
peso notable en la mayoría de los actos de comunicación, pero no es la única,
ni en ciertos casos la predominante.
Por ejemplo, si me preguntan la
hora, yo puedo responder: “Son las siete y diez”. En este caso estoy
comunicando una información de la misma forma que pudiera decir “está
lloviendo” o “dos más dos son cuatro”.
En estos casos la información que
se proporciona es ajena al emisor y al receptor, aunque estos no quedan al
margen, porque en un momento dado el emisor pudiera decir “está lloviendo” con expresión de fastidio o
alegría y entonces se configura la función expresiva.
Por otro lado, si dice “está
lloviendo” a un receptor, puede ser la manera indirecta de decirle que tome el
paraguas antes de salir a la calle, con lo cual se configura la función
conativa.
FUNCIÓN
FÁTICA
Cuando se general problemas en el
canal de comunicación, el emisor tiene la necesidad de elaborar mensajes cuya
única función es la de mantener el contacto con el receptor o la de comprobar
que la comunicación sigue siendo un hecho.
La función dominante en estas
situaciones es la función fática y se manifiesta también en aquellos casos en
los que un emisor transmite mensajes, generalmente carentes de contenido
informativo, para mantener la ocupación del canal. Es lo que sucede cuando una persona que ha de
empezar a hablar lo hace así: “Bien… me gustaría decir… mejor dicho..”
En definitiva, los mensajes en
los que predomina la función fática concurren hacia dos objetivos: señalar que
“el canal es tuyo” o bien que “el canal es mío”.
FUNCIÓN
METALINGÜÍSTICA
No siempre que utilizamos el
lenguaje lo hacemos para aludir a los hechos u objetos de la realidad interior
o exterior a nosotros. En ocasiones, el lenguaje sirve para hablar del propio
lenguaje y esto es lo que sucede, de un modo especialmente evidente, en las gramáticas, los diccionarios y, en general, las obras de
lingüística; en estos casos domina la función metalingüística.
Esta función está presente en
muchos lenguajes aunque no nos demos cuenta de ello.
Cuando el emisor codifica un
mensaje en el cual una o más palabras no son entendidas por el receptor porque
no las conoce, lo más normal es que el receptor pregunte para saber qué
significan y que el emisor y que el emisor le proporcione esta información. En
ambos casos, se pone de relieve la función metalingüística con la que se trata de
cubrir los huecos que el receptor tiene en lo que al código se refiere.
La función metalingüística se
hará más presente cuando menor sea el conocimiento que de una lengua tenga uno
de los interlocutores.
FUNCIÓN
POÉTICA
Es la función predominante en los
mensajes en los que el emisor utiliza el lenguaje como creación artística y en
los que prevalece la forma sobre el contenido, el significante sobre el
significado.
Es el caso de la literatura cuyos
textos se elaboran a partir de toda una serie de recursos que el propio
lenguaje ofrece. Pero la función poética no es exclusiva de la literatura. El
lenguaje popular o coloquial está impregnado de ella.
Además, la publicidad también
utiliza mensajes indirectos; es decir, mensajes sin el uso de imperativos. El
recurso que la publicidad hace de la función poética es creciente y con ella se
pretende impulsar a la compra del producto creando imágenes y ritmos con los
que disponer favorablemente al posible cliente.
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