martes, 6 de septiembre de 2011

Las funciones del lenguaje

Las funciones del lenguaje se refieren al uso de la lengua que hace un hablante.

En simples palabras, las funciones del lenguaje son los diferentes objetivos, propósitos y servicio que se le da al lenguaje al comunicarse, dándose una función del lenguaje por cada factor que tiene éste, en donde la función que prevalece es el factor en donde más se pone énfasis al comunicarse.

Cuando una persona emite un mensaje, tiene como función principal y básica la comunicación de una información al receptor. La comunicación es, por tanto, la función principal del lenguaje.

Sin embargo, dependiendo del momento en que se desarrolla el acto de la comunicación,  un emisor puede tener la intención de resaltar la información pura y simple de un hecho, llamar la atención sobre sí mismo o sobre el receptor, o bien quiere destacar el valor estético de la expresión.

Cuando los lingüistas se plantean el interrogante de las funciones del lenguaje, lo que tratan de averiguar no es cómo es el lenguaje, sino para qué sirve, es decir,  qué uso se hace del lenguaje, qué rasgo predomina en un acto de comunicación.


FUNCIÓN EXPRESIVA

El emisor desea expresar, fundamentalmente, su estado psíquico con aquello que dice: alegría, dolor, sorpresa, indignación, molestia, etcétera.


Esta función está presente especialmente en el uso vulgar y coloquial de la lengua, así como en los escritos de carácter subjetivo, como pueden ser el periodismo de opinión o el ensayo.

También se expresa en las oraciones exclamativas: ¡Qué bonita casa tienes!, o en el uso de sufijos aumentativos, diminutivos y despectivos:

EJEMPLOS: Trabaja en una tienducha, Me da miedo su perrote, Se porta como si fuera un niñito.


 

FUNCIÓN CONATIVA

Actúa sobre el receptor para tratar de obtener una reacción de este. El casa más evidente se da con el uso de los imperativos: al decir ¡Siéntate ya!, el emisor pretende incidir sobre el receptor y provocar en él una determinada conducta.



La función conativa también está presente en el uso de los vocativos o llamadas.

EJEMPLOS: ¡Alberto! ¡Señora! ¡Niño!

El tipo de lenguaje que más hace uso de la función conativa es el publicitario, que incita al consumo; domina también en la oratoria política, religiosa y militar, y alterna con la función expresiva en el uso coloquial de la lengua.

 Podríamos afirmar que la función conativa está presente en todo acto de comunicación, ya que por el mero hecho de hablar, el emisor está buscando que el receptor le preste atención.



FUNCION REFERENCIAL O REPRESENTATIVA

Es la función del lenguaje más habitual en el acto de comunicación y la que se muestra como la más evidente: el emisor informa al receptor por medio de un mensaje. Domina en los textos fundamentalmente informativos, de carácter objetivo, como son los científicos o los de periodismo divulgativo.



La función referencial tiene un peso notable en la mayoría de los actos de comunicación, pero no es la única, ni en ciertos casos la predominante.

Por ejemplo, si me preguntan la hora, yo puedo responder: “Son las siete y diez”. En este caso estoy comunicando una información de la misma forma que pudiera decir “está lloviendo” o “dos más dos son cuatro”.

En estos casos la información que se proporciona es ajena al emisor y al receptor, aunque estos no quedan al margen, porque en un momento dado el emisor pudiera decir  “está lloviendo” con expresión de fastidio o alegría y entonces se configura la función expresiva.

Por otro lado, si dice “está lloviendo” a un receptor, puede ser la manera indirecta de decirle que tome el paraguas antes de salir a la calle, con lo cual se configura la función conativa.



FUNCIÓN FÁTICA

Cuando se general problemas en el canal de comunicación, el emisor tiene la necesidad de elaborar mensajes cuya única función es la de mantener el contacto con el receptor o la de comprobar que la comunicación sigue siendo un hecho.



 En una conversación telefónica es frecuente que uno de los interlocutores emita de vez en cuando un “sí… sí… sí” para confirmar al otro interlocutor que su mensaje está llegando y que puede seguir hablando. De lo contrario, el emisor se hallaría ante el silencio total y, tarde o temprano, preguntaría “¿Me oyes?

La función dominante en estas situaciones es la función fática y se manifiesta también en aquellos casos en los que un emisor transmite mensajes, generalmente carentes de contenido informativo, para mantener la ocupación del canal.  Es lo que sucede cuando una persona que ha de empezar a hablar lo hace así: “Bien… me gustaría decir… mejor dicho..”

En definitiva, los mensajes en los que predomina la función fática concurren hacia dos objetivos: señalar que “el canal es tuyo” o bien que “el canal es mío”.


FUNCIÓN METALINGÜÍSTICA

No siempre que utilizamos el lenguaje lo hacemos para aludir a los hechos u objetos de la realidad interior o exterior a nosotros. En ocasiones, el lenguaje sirve para hablar del propio lenguaje y esto es lo que sucede, de un modo especialmente evidente,  en las gramáticas,  los diccionarios y, en general, las obras de lingüística; en estos casos domina la función metalingüística.



Esta función está presente en muchos lenguajes aunque no nos demos cuenta de ello.

Cuando el emisor codifica un mensaje en el cual una o más palabras no son entendidas por el receptor porque no las conoce, lo más normal es que el receptor pregunte para saber qué significan y que el emisor y que el emisor le proporcione esta información. En ambos casos, se pone de relieve la función metalingüística con la que se trata de cubrir los huecos que el receptor tiene en lo que al código se refiere.

La función metalingüística se hará más presente cuando menor sea el conocimiento que de una lengua tenga uno de los interlocutores.

  

FUNCIÓN POÉTICA

Es la función predominante en los mensajes en los que el emisor utiliza el lenguaje como creación artística y en los que prevalece la forma sobre el contenido, el significante sobre el significado.



Es el caso de la literatura cuyos textos se elaboran a partir de toda una serie de recursos que el propio lenguaje ofrece. Pero la función poética no es exclusiva de la literatura. El lenguaje popular o coloquial está impregnado de ella.

Además, la publicidad también utiliza mensajes indirectos; es decir, mensajes sin el uso de imperativos. El recurso que la publicidad hace de la función poética es creciente y con ella se pretende impulsar a la compra del producto creando imágenes y ritmos con los que disponer favorablemente al posible cliente.

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